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Conección generacional
Cuenca
Esta es la plaza central de mi ciudad. Un lugar en el que tengo recuerdos desde siempre; mi bisabuela, abuela y madre me llevaban a este parque desde que yo era un bebé para que pudiese jugar, ver y escuchar la música de la banda del pueblo, entre otras cosas. Además, a una cuadra de la plaza está la casa de mi bisabuela donde creció mi abuela, madre e incluso yo porque mi madre ha tenido en esa casa una cafetería durante toda mi infancia y adolescencia. Por ello, he crecido escuchando historias de mi familia acerca de como mi abuela caminaba a través de esta plaza cuando todavía estaba en construcción para ir a la escuela, cuando mi madre jugaba de pequeña en esta plaza en carritos artesanales de madera con sus amigos del barrio, compraban dulces y un sinfín de experiencias más. Por estas razones siempre he estado ligado inconscientemente a este parque. Al llegar la adolescencia empecé a dejar de ir al sitio por toda la torpeza que incluye esta edad en la que solo interesa la cerveza y las fiestas, sin embargo, al pasar el tiempo empecé a asistir nuevamente a este sitio, esta vez ya consiente de que el sitio me pertenece, y que es una consecuencia inevitable como también hermosa continuar con el legado generacional de asistir a un sitio con tanto valor intrínseco. Empecé a asistir casi a diario a este lugar, a veces acompañado de un amigo, familiar, o novia, y otras veces solo. Incluso comencé a encariñarme con una banca en específico donde me sentía más cómodo con que usualmente hacía en este lugar ya sea leer, observar gente pasar o simplemente admirar los monumentos y catedral que se establece imponente frente a la plaza. Ahora, sin duda alguna “El Parque Calderón” es parte de mí, y todas las anécdotas que he vivido en este lugar se las contaré a mis hijos.